Diáfano como el espacio




Tu mente lo hace todo. Si crees que una cosa es difícil, es difícil. Si crees que es fácil, es fácil. Si crees que no es ni fácil ni tampoco difícil, entonces no es ni difícil ni fácil. ¿Qué es entonces?
Bebe un poco de agua y lo comprenderás por ti mismo ... ¿está fría o caliente? No lo hagas ni difícil ni fácil. No "hagas" nada. Cuando hagas algo, simplemente hazlo. Eso es Zen.
Todos tenemos preguntas sobre esta vida. Por eso practicamos. "¿Qué es Buda? ¿Qué es la mente? ¿Qué es la consciencia? ¿Qué es la vida y qué es la muerte?". Si deseas entender la dimensión de Buda, debes tener una mente diáfana como el espacio. Ésa es ya la mente de Buda. Mantener tu mente limpia como el espacio significa que tu mente es clara como un espejo: cuando algo rojo se sitúa delante del espejo, éste muestra el rojo. Si se sitúa algo blanco, aparece blanco. A veces le damos el nombre de "mente refleja". Reflejas el universo exactamente como es. Ésa es la verdad.
Seung Sahn

Mi práctica




Si, tengo mi propia práctica. La llamo: "Vivir una vida humana". Y trato de practicar con regularidad.
A veces me olvido de mi práctica y empiezo a hacer cosas extrañas y extravagantes como meditar, o retener el aliento, o lo que sea. Pero la práctica con la que estoy realmente comprometido es la de llevar una vida corriente.
De modo que mi práctica implica la sadhana de ser padre de dos maravillosos niños. Mi sadhana implica escuchar cuando la gente me hace observaciones y tener presente la humildad de no ser inaccesible al reproche. Mi práctica incluye sentirme deseoso de estar absolutamente inmerso en el lodo de la humanidad siendo, al mismo tiempo, pura consciencia. Mi práctica se ha convertido en no utilizar ideas, ni fugaces experiencias espirituales para escapar, sea de la forma que sea, del curriculum de la vida humana.
... No creo que haya necesidad de práctica alguna más allá de estar aquí en este planeta afrontando con un corazón abierto lo que la vida te presenta.
Arjuna Nick Ardagh



Las mejores y más hermosas cosas de la vida no pueden verse ni aún tocarse… 
tienen que sentirse en el corazón.
Helen Keller



Si no puedes hacer algo por los demás, por lo menos no les hagas daño .
Dalai Lama



Según el budismo, el origen de todos los males humanos reside en la dispersión 
y la distracción. Incluso se le atribuye a Buda la anécdota siguiente: 
Una mañana, ante la asamblea de sus discípulos, el gran filósofo declara que 
todos los seres están despiertos. La única diferencia entre los sabios y los otros 
es que los primeros lo saben, mientras que los segundos no lo saben, añade. 
Un discípulo le pregunta cómo es que algunas personas no tienen conciencia de estar despiertos. Y Buda responde: "Porque están distraídos".
Guy Corneau

Delante de mis ojos





... Estaba caminando por la calle cuando, de repente, las cosas cambiaron delante de mis ojos para convertirse en algo verdaderamente hermoso y real. Lo que los científicos nos dicen de la luz y las ondas sonoras, de la gravedad y de los átomos, y de tantas cosas, resultaba claro y comprensible. También los pasajes de la Biblia que hasta la fecha me habían sido esquivos ... El color era asombrosamente bello. Todo poseía un significado y todo y todos éramos uno. No sólo los demás seres humanos, sino todos los animales, plantas, piedras ... todo era una unidad, convirtiendo en ridícula la opinión de que sólo los seres humanos poseen alma. No existe el tiempo tal como lo conocemos. Todo lo que es, ha sido y siempre será ... Y somos en el aquí y ahora en la eternidad.
Informe del Reru


Siempre que la Belleza mira, el Amor también está allí; siempre que la belleza muestre una mejilla sonrosada el Amor enciende su fuego con esa llama. Cuando la belleza mora en los oscuros vallecitos de la noche el Amor viene y encuentra un corazón enredado en los cabellos. La Belleza y el Amor son cuerpo y alma. La Belleza es la mina, el Amor, el diamante. Juntos han estado desde el principio de los tiempos, lado a lado, paso a paso.
Jelaluddin Rumí

¿Quién soy yo?



De vez en cuando he divisado ese secreto lugar. Por lo general era como si lo viera 
a través de un cristal oscuro, pero a veces con una abrumadora claridad. 
Una vez resplandeció en un clavel rojo, incandescente en la ventana de una floristería. Otra vez brilló en el errabundo polen. En otra ocasión en un cielo asaeteado por el hielo. Lo he visto serpenteando entre un torbellino de polvo alrededor de un pony que daba vueltas. Lo he visto centelleando en un guijarro del pizarroso lecho de un riachuelo. 
Me he deslizado en ese secreto lugar mientras observaba los halcones, mientras contemplaba el cáliz de un lirio. Esas metáforas son inexactas. La experiencia no es un vislumbre de nuevos reinos, ni un convertirse en alguien nuevo, sino el reconocimiento, completo e instantáneo, de quién soy yo.
Scott Russell Sanders

Flexibilidad




Las personas longevas son flexibles y saben afrontar los inevitables desafíos de la vida. Quienes alcanzan a vivir cien años, a buen seguro han debido de experimentar dificultades y pérdidas y, no obstante, esos superancianos han podido superar la adversidad y continuar con la vida.

Renuncian a aferrarse a las experiencias que no los ayudan. Se “escapan” de ellas y siguen adelante. Desde el punto de vista ayurvédico, esta capacidad de manejar los sucesos sin sufrir el daño residual, es la manifestación de una gran fuerza digestiva, conocida en sánscrito como agni. La expresión “fuerza digestiva” se refiere no sólo a la capacidad de digerir los alimentos sino a la de digerir también todas las experiencias de la vida. Agni es la raíz de la palabra ignición , en referencia al poder del fuego para metabolizar las cosas. Cuando su “fuerza digestiva” es poderosa, usted puede extraer el alimento que necesita de cualquier experiencia y eliminar todo lo que no le sirve. Un agní fuerte le permite digerir lo que la vida le presenta, sin cargar con los residuos que le impiden aceptarla plenamente. Una “fuerza digestiva” vigorosa es uno de los rasgos esenciales de las personas que viven una vida larga y rebosante de energía. Ha de aprender a dejar ir las cosas porque la vida es un proceso continuo de cambio y transformación. 
Deepak Chopra




Cuando abro mis ojos al mundo exterior, me siento como una gota de agua en el océano; pero cuando cierro mis ojos y miro interiormente, veo el universo completo como una burbuja levantándose en el océano de mi corazón.
Hazrat Inayat Khan




La verdad se encuentra en todas partes, en todas nuestras experiencias. No hemos de tratar de, esporadicamente, tener una experiencia sublime y mágica desdeñando, en el intento, lo que realmente nos sucede. No hemos de esforzarnos por encontrar la verdad. Cada instante es la expresión de la verdad en nuestras vidas, si sabemos cómo mirar.
Sharon Salzberg

Estar abierto



Una y otra vez contacto con gente que está perdida en su búsqueda espiritual, o perdida en su dolor personal porque creen que lo que han vivido hasta este momento es lo que van a vivir de ahora en adelante. Creen que el pasado vivido ha condicionado su realidad para que sea la misma ahora y siempre. Y creo que el mayor milagro y el mayor misterio de nuestras vidas aquí en la Tierra, es que cuando dejamos de hacer suposiciones y de simular ser Dios, comprendemos que carecemos por completo de conocimiento sobre lo que va a suceder en el próximo instante. Y esa falta de cualquier clase de conocimiento es lo que en realidad nos permite, si la dejamos absorberse en todos los poros de nuestro ser, abrirnos a una libertad espiritual cada vez mayor.
Raphael Cushnir




Si uno observa, ve que lo que echa a perder nuestra relación es el pensar, pensar y pensar, el calcular, juzgar, sopesar, ajustarnos; y lo único que nos libera de eso es el amor, el cual no es un proceso de la mente. Uno no puede pensar acerca del amor. 
Puede pensar en la persona a la que ama, pero no puede pensar en el amor. 
Krishnamurti

La luna en un cubo viejo




Iluminación, según las doctrinas del Zen, surge durante un acontecimiento inesperado, una casualidad, una circunstancia o coincidencia favorable, para las mentes preparadas para acogerlo. Como el ladrón en la "casa vacía": el alma desembarazada de su "ego".

Una monja estudiaba Zen, día trás día, desde hacía treinta y tres años. Había entrado en un monasterio como joven novicia a los diecisiete años. Tenía ahora cincuenta. Su vida de fertilidad había terminado. No sentía amargura por ello. Se dedicaba a las ocupaciones cotidianas con paciencia y buen talante. Preparaba el arroz o la cebada, iba mañana y tarde a buscar agua al pozo que había a unos cien metros. A veces la visitaba una nube de melancolía, pero ella la apartaba. Ponía en práctica el zazen con regularidad, meditaba, estudiaba los escritos de los grandes maestros del pasado. Pero nunca había conocido el Satori, la paz inimaginable, que inunda bruscamente el alma asombrada, la risa, la gran risa del Despertar.
Un atardecer, volvía del pozo cuando caía la noche. Observó sin pensar en ello el reflejo de la luna en el agua del cubo. Era un cubo viejo, cuyo fondo había reparado ella con bambú trenzado. Y de repente cedió la compostura y el agua se escapó, y al instante desapareció también la luna con el agua del viejo cubo. En aquel preciso instante, ella conoció el Satori. Fue libre.
Henri Brunel

En contacto con los milagros





Según Buda, la vida sólo es aprensible en el aquí y ahora. El pasado ha desaparecido y el futuro aún no ha llegado. Solamente existe para mí un momento que vivir: el momento presente. Por esto, lo primero que he de hacer es volver al momento presente. Haciéndolo así entro profundamente en contacto con la vida. Inhalo vida; exhalo vida. Cada paso que doy es vida ...
Muchos de nosotros pensamos que la felicidad no es posible en el momento presente. La mayoría de nosotros cree que hay unos cuantos requisitos más que satisfacer antes de que podamos ser felices. Por eso somos absorbidos hacia el futuro siendo incapaces de estar presentes en el aquí y ahora. Por eso nos perdemos muchas de las maravillas de la vida. Si seguimos alejándonos hacia el futuro no podremos contactar con las múltiples maravillas que la vida nos ofrece ni podremos vivir en el momento presente en el que se produce la sanación, la transformación y el gozo.
Thich Nhat Hanh



Silencio es un término polisémico, palabra de muchas máscaras concéntricas como la piel de cebolla. Una palabra que pelamos encantados. Ausencia de ruido, ayuno de la palabra, renunciación, aparece como canto secreto del lenguaje a su fin, música de mil armonías según sean los contenidos de la imaginación, los sentimientos, la intuición. El silencio penetra hasta más allá de donde alcanza el concepto, el intelecto, y nos conduce al corazón de las cosas, nos hace tocar, por poco que nos prestemos a ello, el corazón de Dios. Buddha recibe a veces el nombre de "maestro del silencio".
Japón, primera mitad del siglo XIV, durante el shogunato de los Ashikagaka. 
Un templo perdido en la montaña. Cuatro monjes zen han decidido hacer un sesshin (una especie de retiro) en silencio absoluto. El frío es intenso.
"¡Se ha apagado la vela!, dice el monje más joven.
¡No tienes que hablar! Estamos haciendo un sesshin de silencio total, observa severamente un monje de más edad.
¡Por qué habláis en vez de callar como habíamos convenido! señala con humor el tercer monje.
¡Soy el único que no ha hablado! dice con satisfacción el cuarto monje.



En primavera flores, en otoño la luna.
En verano brisa fresca, en invierno la nieve.
Si tu mente no está atestada de un fárrago inútil.
La vida maravillosa se abre ante ti
Wu Men Kuan


La intimidad es una experiencia de no separación, de ser uno con lo que 
está sucediendo, sea lo que sea. Tendemos a pensar que, ahora mismo, 
no somos "correctos", demasiado miedosos, ambiciosos, coléricos, o lo que sea, 
pero que si emprendemos alguna clase de práctica espiritual podremos mejorar. 
En algún punto del futuro, seremos como debemos ser.
Tenemos una mente basada en "paras": siempre hacemos esto "para" obtener eso, 
o "para" ser eso otro. Y, sin embargo, es esta tendencia a esforzarnos, 
a ser ambiciosos, a preocuparnos por metas, a adelantarnos a los acontecimientos, 
lo que nos saca del momento presente y nos aleja de lo que somos ahora. En realidad, nos impide la intimidad. Entonces nos quejamos, pero es el propio deseo el que nos impide la intimidad.
Larry Rosenberg

La ceremonia del té




Del collar, cada cual escoge la cuenta que más le gusta. Vivir en el presente es uno 
de los secretos del Zen. Otro enfoque bien conocido es el del Cha no yu, 
la ceremonia del té.

Los ingredientes son los siguientes:
- un lugar modesto y apacible,
- acoger el momento,
- trato agradable y tranquilo con amigos,
- cuidado y amor aportados a la preparación del "elixir dorado": el té,
- contemplación de objetos simples y hermosos,
- silencio.

Imaginémonos un sendero apartado, en una montaña o en un bosque que conduce 
a la morada de un sabio. Ahí vemos aparecer el pabellón de té. Su construcción es simple, está hecho de madera y bambú. Aquí de lo que se trata no es de oponerse al tiempo, de deificarlo mediante una irrisoria eternidad de piedra, sino de "abrazarse" 
a él. La sala en la que entramos es de superficie modesta: unos nueve metros cuadrados (dos esteras y media); tres o cuatro amigos cabrán cómodamente. Una pintura zen, un ramo de flores del campo por todo adorno. El hogar de carbón de madera, el hervidor 
de hierro redondo cubierto de pátina, el recipiente del agua, el cucharón de bambú, 
un trapo blanco inmaculado, los botes de té, los boles tradicionales corrientes. 

El maestro de té lleva a cabo los gestos rituales con eficacia, lentitud, cuidado y amor. La conversación va transcurriendo, apacible; se habla de poesía, de historia, de arquitectura. Muy suavemente se va apagando el ligero ruido de las voces, y todos contemplan en silencio los boles familiares, una flor del campo; 
se oye a lo lejos el canto de un pájaro. El tiempo se encuentra en suspenso; armonía, serenidad.
A lo largo de los siglos, el ritual se fue complicando, se fueron conviniendo cientos de reglas sobre el arreglo floral, la manera de verter el té, etc., pero Rikyu, 
el más célebre de los maestros de té, recordaba:

El té no es otra cosa que esto:
Hacéis hervir el agua
Hacéis infundir el té
Y os lo bebéis ...
Es todo cuanto hay que saber.
Kakuzo Okakura

Una meditación de amor






La calidad del amor es el suelo fértil a partir del cual puede crecer una vida espiritual integrada. Con un corazón amoroso como trasfondo, todo lo que intentemos, todo aquello que nos salga al paso, se abrirá y florecerá con más facilidad. Aunque el amor puede surgir de un modo natural en muchas circunstancias, también podemos cultivarlo.
La meditación siguiente tiene dos mil quinientos años de antigüedad y utiliza frases repetidas, imágenes y sentimientos para evocar el amor y la amistad hacia uno mismo y hacia los demás. Podéis experimentar con esta práctica, para comprobar si os es útil. Lo mejor es empezar repitiéndola una y otra vez durante quince o veinte minutos, una o dos veces al día, en un lugar tranquilo, durante algunos meses. Al principio, esta meditación puede pareceros mecánica o extraña o provocaros lo contrario, sensaciones de irritación e ira. Si esto sucede, es muy importante tener paciencia y ser amable con uno mismo, dando la bienvenida a todo lo que se presente con un espíritu de fraternidad y afecto. A su debido tiempo, incluso frente a dificultades interiores, se desarrollará el amor. Siéntate cómodo. Relaja tu cuerpo. En la medida en que puedas, serena tu mente; abandona proyectos y preocupaciones. Luego, recita internamente las siguientes frases dirigidas a ti mismo. Empiezas por tí mismo, puesto que sin amarte a ti mismo es casi imposible amar a los demás.

Que me llene de amor. Que esté bien. Que pueda estar en paz y cómodo. Que sea feliz.

A medida que dices las frases, tal vez desees utilizar la imagen que nos proporcionan las instrucciones de Buda: imagínate como un joven y amado niño, o imagínate como eres ahora; mantente con un corazón amoroso. Permite que los sentimientos acompañen la voz. Sintoniza las palabras y las imágenes, de modo que encuentres las frases exactas que mejor abran tu corazón amoroso. Repite las frases una y otra vez, dejando que los sentimientos impregnen tu cuerpo y tu mente. Practica repetidamente esta meditación a lo largo de varias semanas, hasta que crezca la sensación de amor por ti mismo. Cuando te sientas preparado, en el mismo periodo de meditación puedes ampliar paulatinamente el foco de tu amor para incluir a los demás. Después de tí, escoge un benefactor, alguien que te haya cuidado realmente en la vida. Visualizalo y recita cuidadosamente las mismas frases, Que me llene de amor, etc. Cuando se ha desarrollado el amor por tu benefactor, empieza a incluir en tu meditación a otras personas amadas, visualizándolas y recitando las mismas frases, despertando un sentido de amor por ellas. Más tarde, poco a poco, puedes ir incluyendo a los demás: amigos, miembros de la comunidad, vecinos, la gente que te rodea, animales, a toda la tierra, a todos los seres. Luego, incluso, puedes experimentar hasta incluir a la gente que te plantea más problemas, deseando que ellos también, se llenen de amor y paz. Con alguna práctica puede desarrollarse un equilibrio sentido de amor, y en el curso de los quince o veinte minutos, serás capaz de incluir en tu meditación a muchos seres, pasando de ti mismo a un benefactor y seres queridos, hasta alcanzar a todos los seres. Luego, podrás aprender a practicarlo en cualquier lugar. Puedes utilizar esta meditación en un embotellamiento, en autobús y aviones, en la sala de espera del médico, u en otras mil circunstancias. Practicando silenciosamente esta meditación amorosa sobre las personas, de inmediato sentirás una maravillosa comunicación: el poder del amor. Serenará tu vida y te mantendrá conectado con tu corazón.
Jack Kornfield