Cómo recuperar la paz interior

Si meditas andando durante el día, cada paso que des te llevará al momento presente, te permitirá percibir aquello que es bello y verdadero. De esta forma, después de practicar durante varias semanas, podrás sentir alegría, deshacer muchos nudos de tu interior y transformar las energías negaticas en felicidad y paz. El Buda dijo: "El objeto de la práctica debe ser en primer lugar uno mismo. Vuestro amor, vuestra capacidad de amar a otra persona depende de vuestra capacidad de amaros a vosotros mismos". Si no eres capaz de ocuparte de ti, de aceptarte tal como eres, ¿cómo puedes aceptar a otra persona y amarla? Para poder transformarte has de ser capaz de volver a ti mismo.
Cada uno de nosotros es un rey que gobierna un inmenso territorio por el cual discurren cinco ríos. El primer río es nuestro cuerpo, que no conocemos lo suficiente. El segundo es el río de las sensaciones. Cada sensación es una gota de agua de este río. Algunas sensaciones son agradables, otras son desagradables, y otras, neutras. Meditar consiste en sentarse a la orilla del río de las sensaciones y reconocer cada una cuando surge. El tercero es el río de las percepciones, que también hay que observar. Debes observar profundamente su naturaleza para comprenderlas. El cuarto río es el de las formaciones mentales, que son en total cincuenta y una.* Y, por último, el quinto río es el de la conciencia.
El territorio que gobernamos es sumamente inmenso, pero no somos unos reyes o reinas responsables. Siempre intentamos evadirnos y no hacemos que nuestro territorio esté bien vigilado. Nos da la sensación de que en él hay muchísimos conflictos, demasiado sufrimiento y dolor, por eso dudamos de si debemos volver a nuestro territorio. Nuestra práctica diaria consiste en huir. Si tenemos un momento libre, lo aprovechamos para mirar la televisión o leer el artículo de una revista para no tener que volver a nuestro territorio. Nos da miedo el sufrimiento que hay en nuestro interior, la guerra y los conflictos que hay en nosotros.
La práctica de ser plenamente conscientes, la práctica de la meditación, consiste en cambio en volver a nosotros mismos para recuperar la paz y la armonía. La energía con la que podemos hacerlo es la de la plena conciencia. La plena conciencia es una clase de energía que comporta concentración, comprensión y amor. Si volvemos a nosotros mismos para recuperar la paz y la armonía, nos resultará mucho más fácil ayudar a los demás.
Ocuparte de ti mismo, recuperar la paz interior, es la condición básica para ayudar a otra persona. Para que deje de ser una bomba de relojería, una fuente de dolor para sí misma y los demás, has de ayudarla a desactivarla. Y para poder ayudarla has de gozar de un poco de serenidad, alegría y compasión. Eso es lo que la plena conciencia nos ofrece en la vida cotidiana, ya que esta energía no surge sólo en la sala de meditación, sino también en la cocina, en el jardín, al hablar por teléfono, al conducir y al lavar los platos.
Si puedes hacerlo de ese modo, tres semanas serán suficientes para transformar el sufrimiento que hay en ti, para recuperar la alegría de vivir, para cultivar la energía de la compasión con la que puedes ayudar a la persona que amas. La práctica de estar presente a lo que es bello y curativo se puede hacer cada día y es posible realizarla en la vida cotidiana.
Thich Nhat Hanh
* En este pasaje Thich Nhat Hanh presenta los cinco skandhas o agregados. Según la filosofía budista, son los elementos que constituyen la "personalidad" o yoidad: la forma, las sensaciones, las percepciones, las formaciones mentales y la conciencia. Las formaciones mentales incluyen las actividades mentales, como el discernimiento, la felicidad, la ecuanimidad, la resolución, la compulsión, la concentración y otras.