Aceptación radical



















La vía de salida de nuestra prisión comienza con la absoluta aceptación de todo lo concerniente a nosotros mismos y a nuestras vidas, aceptando con plena atención y cuidado nuestras experiencias de cada instante. Con "aceptarlo absolutamente todo" me refiero a ser conscientes de lo que sucede en nuestro interior -mente y cuerpo- en un momento dado sin tratar de controlarlo, juzgarlo o alejarlo. No quiero decir que debamos tolerar cualquier comportamiento perjudicial -nuestro o de los demás-, sino que éste es un proceso interior de aceptación de nuestras experiencias reales del momento presente. Eso significa sentirse triste o sentir dolor sin resistirse. Significa sentirnos atraídos o repelidos por alguien o algo sin juzgarnos a nosotros mismos por el sentimiento que nos impulsa a actuar en consecuencia.

Reconocer con claridad lo que sucede en nuestro interior y contemplar lo que vemos con un corazón abierto, dulce y amoroso, es lo que yo llamo "Aceptación radical". Si rehuimos alguna parte de nuestra experiencia, si nuestro corazón excluye cualquier faceta de lo que somos y de lo que sentimos, estaremos alimentando los miedos y sentimientos de separación que sustentan el trance de sentirnos indignos. La aceptación desmantela directamente los cimientos mismos de este trance.
Tara Brach

Nada excepto Dios
















... Pero si un hombre hace el bien, Dios es realmente en él y con él en todas partes: en sus calles y entre la gente, en la iglesia, en el desierto, o en una celda. Si realmente vive en Dios y sólo a Dios, nada le altera. ¿Por qué? Porque sólo tiene a Dios y piensa sólo en Dios y para él todo es solamente Dios. Descubre a Dios en cada acción, en cada lugar. Toda su persona se centra en torno a Dios. Sus actos son debidos a Él, que es el autor, y no a él mismo, su mero agente.

... Cuando uno considera a Dios como él mismo, es divino y, conteniendo en sí mismo la realidad de Dios, Dios derrama su luz sobre todas las cosas. Todo sabe a Dios y Lo refleja. Dios resplandece en él todo el tiempo.
Meister Eckhart