Cualquiera que contemple la vida con sinceridad podrá ver que vivimos en un estado de suspenso y ambigüedad. Nuestra mente alterna de modo permanente entre la confusión y la claridad. Si pudiéramos estar sumidos en la confusión perenne, esto al menos contribuiría a arrojar cierta claridad. Pero lo más misterioso de la vida es que a veces, pese a toda nuestra confusión, también podemos ser verdaderamente sabios.Esta incertidumbre permanente puede hacer que todo nos parezca sombrío y casi desesperado, pero si la contemplamos más a fondo observamos que por su propia naturaleza crea "huecos", espacios en los que continuamente florecen profundas oportunidades de transformación; es decir, siempre y cuando seamos capaces de verlas y aprovecharlas.
Sogyal Rimpoché