Un único lugar

Luego, él recordó determinados momentos en los cuales el poder de este momento se hallaba ya contenido, como en una semilla. Se acordó del instante en que, en aquel otro jardín del su (Capri), la llamada de un pájaro no se detuvo - digámoslo así- en el límite de su cuerpo sino que fue percibida de manera simultánea en el exterior y en el centro de su ser, uniendo ambos en un espacio ininterrumpido en el cual, misteriosamente protegido, sólo restaba un único lugar de la más pura y profunda consciencia. En aquella ocasión, él había cerrado los ojos ... y el Infinito le había penetrado desde todos lados y de un modo tan íntimo que creyó poder sentir las estrellas, que entretanto habían aparecido, reposando dulcemente en su pecho.
Rainer Maria Rilke