Kabir, no te sientas orgulloso de tu cuerpo, una capa de piel llena de huesos; aquellos que bajo doseles de oro montaron majestuosos caballos yacen ahora envueltos en la tierra. Kabir, no te sientas orgulloso de tus lujosas mansiones: hoy o mañana la tierra será tu lecho y la hierba cubrirá tu cabeza. Kabir, no te sientas orgulloso ni mires con desdén al desesperado; tu canoa está todavía en el mar, ¿quién sabe cuál será su destino? Kabir, no te sientas orgulloso de tu belleza y juventud: en este día o al próximo deberás abandonarlas, como una serpiente que muda la piel.
Kabir

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