En contacto con los milagros





Según Buda, la vida sólo es aprensible en el aquí y ahora. El pasado ha desaparecido y el futuro aún no ha llegado. Solamente existe para mí un momento que vivir: el momento presente. Por esto, lo primero que he de hacer es volver al momento presente. Haciéndolo así entro profundamente en contacto con la vida. Inhalo vida; exhalo vida. Cada paso que doy es vida ...
Muchos de nosotros pensamos que la felicidad no es posible en el momento presente. La mayoría de nosotros cree que hay unos cuantos requisitos más que satisfacer antes de que podamos ser felices. Por eso somos absorbidos hacia el futuro siendo incapaces de estar presentes en el aquí y ahora. Por eso nos perdemos muchas de las maravillas de la vida. Si seguimos alejándonos hacia el futuro no podremos contactar con las múltiples maravillas que la vida nos ofrece ni podremos vivir en el momento presente en el que se produce la sanación, la transformación y el gozo.
Thich Nhat Hanh



Silencio es un término polisémico, palabra de muchas máscaras concéntricas como la piel de cebolla. Una palabra que pelamos encantados. Ausencia de ruido, ayuno de la palabra, renunciación, aparece como canto secreto del lenguaje a su fin, música de mil armonías según sean los contenidos de la imaginación, los sentimientos, la intuición. El silencio penetra hasta más allá de donde alcanza el concepto, el intelecto, y nos conduce al corazón de las cosas, nos hace tocar, por poco que nos prestemos a ello, el corazón de Dios. Buddha recibe a veces el nombre de "maestro del silencio".
Japón, primera mitad del siglo XIV, durante el shogunato de los Ashikagaka. 
Un templo perdido en la montaña. Cuatro monjes zen han decidido hacer un sesshin (una especie de retiro) en silencio absoluto. El frío es intenso.
"¡Se ha apagado la vela!, dice el monje más joven.
¡No tienes que hablar! Estamos haciendo un sesshin de silencio total, observa severamente un monje de más edad.
¡Por qué habláis en vez de callar como habíamos convenido! señala con humor el tercer monje.
¡Soy el único que no ha hablado! dice con satisfacción el cuarto monje.