En el relato de Herman Hesse, Shiddartha, finalmente, se sienta junto al río y escucha.
Ahora escuchaba con atención, totalmente absorto, vacío, recogiéndolo todo. Sintió que había aprendido completamente el arte de escuchar. Lo había oído antes a menudo, las numerosas voces del río, pero hoy sonaba distinto. Pronto pudo distinguir las distintas voces, la voz alegre de la llorosa, la voz infantil de la adulta. Cada una pertenecía a las demás: el lamento de los afligidos, la risa de los sabios, el grito de indignación y las quejas de los moribundos. Estaban todas entretejidas, entrelazadas de mil maneras. Todas las voces, todos los anhelos, todas las metas, todas las penas, todos los placeres, todo lo bueno y todo lo malo, todo ello en conjunto era el mundo, todos ellos juntos eran los ríos de los acontecimientos y la música de la vida. Cuando Siddharta escuchó atentamente el río, este canto de mil voces, no escuchó solamente la pena o la risa, no ató su alma a ninguna voz en particular y la absorbió en sí mismo, sino que las escuchó todas, el todo, la unidad; entonces, el gran canto de miles de voces estaba formado por una sola voz: perfección.
maravilloso texto, lleno de paz de canto de silencio
ResponderEliminarUn situación como la que describes invita a vaciar la mente y no pensar en nada, sólo oir el gran canto
Buenas noches, un fuerte abrazo
Bellísima entrada y Siddharta tenía mucha razón dado que el acto de escuchar viene del alma, del corazón. Debido que hay una gran diferencia entre oir- escuchar. "Escuchar" viene de las profundidades de nuestro ser, es la unión del todo. Un abrazo cordial.
ResponderEliminarHe leído tantas veces este libro, una maravilla que apareció en mi vida allá por lo 15 años y me enseñó y me sigue enseñando tanto, Herman Hesse desde siempre alimenta mi espíritu.
ResponderEliminarBesos:)
Sina, muchas gracias por compartir este texto, donde invita a saber escuchar al Todo, un abrazo.
ResponderEliminarHas cambiado tu avatar "jazmin" me encanta, planté el año pasado unas ramitas, espero con impaciencia la floración (mira que soy, no aprendo) ya hay capullitos, está a punto de florecer más vida
ResponderEliminarfeliz fin de semana querdia Sina
Hola Arianna, posiblemente sea esto lo mejor que podamos hacer ... escuchar el gran canto.
ResponderEliminarMe encanta el jazmin, siempre he tenido en mi casa, es una de mis flores preferidas.
Un abrazo muy amoroso,
Sina
Es cierto, escuchar viene de la quietud, del silencio del corazón.
ResponderEliminarUn abrazo, Caperucita.
Yo también lo leí hace muchos años y muchas veces aún lo releo, es como volver a casa.
ResponderEliminarUn abrazo para ti, Angeles.
Gracias a ti Queo, por tus visitas y comentarios.
ResponderEliminarUn amoroso abrazo,
Sina
En eso consiste la perfección entonces, en la unión de todo para convertirse en Uno.
ResponderEliminarCurioso, acabo de terminar un libro "Alianza" en donde uno de los personajes se llamaba Siddharta.
Un beso de los grandes
Así es Silver, ser uno con el Todo.
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Un beso y un abrazo para ti, Bella
Amada Sina,
ResponderEliminarEs cierto, cuando tú práctica espiritual es constante, tu te conviertes en ella constantemente, experimentando la unión con Todo lo que Es. No hay diferencias, todo es lo mismo. El arte de la escucha requiere vivir en un estado de serenidad y no juicio.
Te dejo un a abrazo silencioso impregnado con aroma de manzana,
Naia
Mi querida Naia, que bello es cuando nos sentimos en esa Unión, todo es paz y amor.
ResponderEliminarTe doy un abrazo lleno de dulzura y cariño.
Cuidate mucho, amiga.