La vía de salida de nuestra prisión comienza con la absoluta aceptación de todo lo concerniente a nosotros mismos y a nuestras vidas, aceptando con plena atención y cuidado nuestras experiencias de cada instante. Con "aceptarlo absolutamente todo" me refiero a ser conscientes de lo que sucede en nuestro interior -mente y cuerpo- en un momento dado sin tratar de controlarlo, juzgarlo o alejarlo. No quiero decir que debamos tolerar cualquier comportamiento perjudicial -nuestro o de los demás-, sino que éste es un proceso interior de aceptación de nuestras experiencias reales del momento presente. Eso significa sentirse triste o sentir dolor sin resistirse. Significa sentirnos atraídos o repelidos por alguien o algo sin juzgarnos a nosotros mismos por el sentimiento que nos impulsa a actuar en consecuencia.
Reconocer con claridad lo que sucede en nuestro interior y contemplar lo que vemos con un corazón abierto, dulce y amoroso, es lo que yo llamo "Aceptación radical". Si rehuimos alguna parte de nuestra experiencia, si nuestro corazón excluye cualquier faceta de lo que somos y de lo que sentimos, estaremos alimentando los miedos y sentimientos de separación que sustentan el trance de sentirnos indignos. La aceptación desmantela directamente los cimientos mismos de este trance.
Tara Brach
La aceptación es la clave. Y cómo cambia todo cuando aceptamos lo que sucede!!
ResponderEliminarComo siempre, tu texto me hace pensar, en el buen sentido.
Un abrazo enorme, querida.
Aunque a veces lo
ResponderEliminarque nos sucede cuesta
aceptarlo el poner resistencia
aumenta el dolor.
El dejarse fluír quizás
sea el mejor remedio.
Un texto lleno de sabiduría
gracias por ofrecerlo.
Mil besos
Ser conscientes y saber aceptar, es la clave.
ResponderEliminarMe alegro mucho que vayas mejorando. Sé que en unos meses como una verdadera bailarina estarás ;)
Cuídate mucho, Marina.
Un amoros abrazo.
Como tu dices Marisa, fluir, dejar que todo llegue ...
ResponderEliminarGracias por tu visita.
Un amoroso abrazo.
Me ha encantado Sina.
ResponderEliminar"Si no aceptamos cualquier faceta de lo que somos y lo que sentimos estamos alimentando nuestro miedo y nuestro sentimiento de separación que sustentan el trance de sentirnos indignos. La aceptación desmantela los cimientos mismos de este trance"
Es precioso esto, y que gran verdad, pero cuantas veces habremos de caer otra vez en lo mismo, sentirnos indignos, para volver a levantarnos y seguir adelante una vez aceptada la situación. A veces cuando nos miramos en los ojos de otros, vemos esa separación, un abismo, hay que mirarse siempre en los ojos de Dios, Él nos acepta amorosamente y sabe que nos equivocaremos un montón de veces pero ahí está para darnos otra vez la mano y volver a sentirnos unidos, conectados con Él y con él con todo y todos.
Un besote Sina.
¡Que linda, has puesto el premio! muy merecido. Tan dulce!
digno = merecedor de algo (y por tanto distinto de ese algo)
ResponderEliminar¿De qué?
Supongo que de Dios.
La indignidad no existe para Dios, sólo existe para los hombres.
Besos.
ACEPTARLO TODO TAL CUAL ES... VAYA... SUENA BONITO... Y PARECE LO CERTERO CIERTAS DOSIS DE LA EXPERIENCIA DOLOROSA QUE NO SE ACEPTAN, AL MENOS A MI ME CUESTA... ES FÁCIL DE DECIR, ES FÁCIL DE DECLARAR, MAS EL VIVIRLO COMO TAL, ES UN COTIDIANO RECORDARSE PARA QUE SIN QUE ESTO SEA UN ENGAÑO, PERMITA, ACEPTAR RADICALMENTE, QUE MÁS PARECE UN EXTREMO, EN FIN, EN EL PROCESO DE ALGO PARECIDO ESTOY, AMÉN...
ResponderEliminarCierto Victoria, a los ojos de Dios es fácil la aceptación.
ResponderEliminarUn amoroso abrazo, bella amiga.
Buscador, para los hombres existe la indignidad si la miramos con la mente. El corazón es generoso y compasivo.
ResponderEliminarBesos para tí.
Cada día vamos poniendo una nueva semilla de aceptación en nuestra vida.
ResponderEliminarBienvenido a mi espacio gobiantao.
Un saludo.