Ahora estamos preparados para
contemplar algo especial.
Es un pato nadando en el mar,
lejos, más allá de donde rompen las olas,
acunado por el mar de fondo.
Hay una marejada en el Atlántico
y él forma parte de ella.
Él descansa mientras el Atlántico se agita ...
porque él descansa en el Atlántico.
Probablemente
desconoce la inmensidad del océano.
Como tú.
Pero se da cuenta de ello.
Y te pregunto:
"¿Qué es lo que hace?"
Se abandona.
Reposa en lo inmediato
como si fuera lo infinito ...
lo cual en realidad es.
Eso es religión
y el pato la vive.
¿Y tú?
Donald C. Babcock
Claro el pato es UNO inconsciente con el todo... sin preguntarse cosas estúpidas...
ResponderEliminarUn abrazo Sina!
Hermosa metáfora del abandono confiado, gracias Sina, un abrazo.
ResponderEliminarGracias Sina, hoy comencé el día con esa reflexión y me encuentro con tu entrada, un abrazo.
ResponderEliminarQué otra cosa podemos hacer sino abandonarnos, como el pato?.
ResponderEliminarPrecioso y lúcido, Sina.
Estaba comentando esto mismo en mi blog... y me encontré con tu escrito !!!
ResponderEliminarMagnífico.
Besos.
Dices bien ... sin preguntarse cosas estúpidas ;)
ResponderEliminarUn abrazo para ti, Gorka
Gracias a ti querida Delia, por tu agradable visita.
ResponderEliminarSigamos pues, en ese abandono confiado.
Un abrazo lleno de cariño.
Me alegra que te haya resultado familiar, no hay coincidencias...
ResponderEliminarUn abrazo, bella amiga.
Cierto, es lo único que podemos hacer.
ResponderEliminarBesos para ti, Tina
Pues ando rauda a tu blog!!!
ResponderEliminarCausalidades ...
Besos para ti, Buscador.
Quisiera decir cuak cuak!!
ResponderEliminarBesitos!
Pues, cuak.emos ...
ResponderEliminarBesitos, bella.
Gracias Sina hoy me quedaré con estas palabras para reflexionar en ellas:"Ante la inmensidad de lo desconocido, abandonarse, reposar en lo inmediato como si fuera lo infinito". Muy hermoso.
ResponderEliminarMe alegra que te guste, Sonia y bienvenida a mi espacio.
ResponderEliminarUn abrazo, Sina