Gozo

Cuando tenía nueve años y vivía en Trípoli (Libia) tuve una experiencia de gozo, durante unos 30 segundos, a la que considero el verdadero comienzo de mi vida consciente ...
Eran, probablemente, las 7,30 cuando me puse en pie, en lo alto de un pequeño acantilado, junto a unas escaleras de madera. La tranquilidad del Mediterráneo, entonces todavía un mar limpio y resplandeciente, parecía inseparablemente ligada a la dulzura del aire y al sonido de las pequeñas olas al romperse. La bahía de arena blanca estaba desierta. Era toda mía. El espacio que me separaba de lo que veía centellaba pleno de significado. Todo lo que miraba, las pisadas del día anterior sobre la arena, la silueta emergente de una roca, el pasamanos de madera bajo mis manos, parecía abrumadoramente único, grabado en la luz, y, en cierta manera, parecía ser consciente de sí mismo, parecía "saber". Al mismo tiempo, todo pertenecía a todo y esa unidad lo sabía y parecía también decir: "¡Ahora nos has visto!"
Sentí que me disolvía en lo que contemplaba. Ya no era un hijo, un alumno, o un boy scout. Y, sin embargo, percibía mi individualidad intensamente, como si fuera la primera vez. Estaba naciendo.
Murmuré algo así como: "Soy yo", o "Éste soy yo".
Incluso ahora, a veces encuentro útil esta clase de formulación.
Ian Mcewan

8 comentarios:

  1. Con nueve años y esas reflexiones? no me gustan las comparaciones, a esa edad yo jugaba a las tabas, y a las muñecas de trapo, si lo pienso bien, seguro tambien disfrutaba en el momento presente, sobre todo en aquella época donde una lo tenía todo resuelto
    Yo aún estoy naciendo querida Sina, que le vamos a hacer
    Feliz fin de semana amiguita, abrazos con gotitas de rocio para tí

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  2. Tan sencillo!...

    Mirar con ojos renovados aquello tan pisado con anterioridad, hace que este aquí ahora sea único!

    Bonita experiencia...

    Un abrazo grande, Sina querida

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  3. Hola Sina:
    Es muy interesante lo que publicaste, dicen que todos tenemos experiencias de meditación sólo que no siempre nos damos cuenta. Hace mucho tiempo tuve momentos de silencio que no me explicaba porqué me sucedían y luego lo olvidé; al iniciarme en la meditación los recordé y me dí cuenta de qué se trataba.
    Un beso.

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  4. Vaya con McEwan. Un ícono de la literatura convencional cuenta una experiencia fuera de todo acuerdo social.
    Magnífica entrada, Sina. El relato es luminoso. Gracias por compartirlo. Un abrazo grande.

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  5. Este escrito tiene el poder de transmitir; la pureza,paz y luz de una conexión con lo divino.
    Gracias.

    Violeta.

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  6. Querida Arianna, cada uno sigue su propio proceso, la verdad es que yo tampoco recuerdo a los 9 años haber tenido sensaciones como Mcewan. Pero si es cierto que vivíamos en el aquí y ahora.
    Un abrazo lleno de luz y alegría.


    Así es querida Joy, es mirar con ojos renovados.
    Aunque yo diría que son regalos que nos hacen algunas veces, para que sepamos que hay otra realidad.
    Un abrazo muy amoroso.


    Estoy convencida que hemos vivido en alguna ocasión un samadhi, lo que pasa es que no sabíamos que lo era.
    Un abrazo muy luminoso.


    Eso fue lo que me llamó la atención, por eso lo he publicado, resulta curioso que lo confiese.
    Me alegro de que te guste, querida Furia.
    Un abrazo lleno de violetas ;)


    Así es Violeta, enseña una realidad que muchos hemos tenido, con palabras muy bellas.
    Un abrazo.

    Os agradezco con el corazón vuestros mensajes, siempre llenos de luz y cariño.

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  7. Y es que no hay mayor sentimiento de Gozo que encontrarse con uno mismo.

    Bonito relato.

    Besitos

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  8. Yo creo que cuando somos chicos tenemos más apertura a todo y más momentos de plenitud y sabiduría.
    Lamentablemente con el tiempo y la contaminación de la educación vamos olvidando cosas, vamos cerrando posibilidades.
    Qué hermoso texto, gracias por compartirlo.
    Te dejo un abrazote grandote.

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