Alejandro Jodorowky
Dentro del patio de un castillo, sin puertas ni ventanas, con altos muros, había dos caballos encerrados.
Cada cual pateó una muralla distinta tratando de derribarla para escapar.
Uno de ellos se cansó. “Los muros son muy espesos. Nunca podré echarlos abajo. Mejor me tiendo en el suelo a dormir”. Así lo hizo…
El otro caballo siguió pateando. Durante mucho tiempo no logró nada.
Pero un día, cuando menos se lo esperaba, el muro cayó y él pudo ver un hermoso paisaje que le ofrecía su hierba verde…
El primer equino, al verlo galopando libre y feliz, trató de seguirlo, pero una invisible barrera no le permitió escapar.
Desde lo alto de los muros le llegó una voz: “¡Cada caballo tiene que labrar su propia salida!”…
El animal comprendió la lección y comenzó a patear su muro, día y noche, sin cejar, hasta que la pared se derrumbó y obtuvo su libertad.
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Gracias y un abrazo
ResponderEliminarMuy buenas enseñanzas,
ResponderEliminarnos deja este texto,
gracias por traerlo.
Besos
Ahí estoy yo, pateando sin parar. Algún día caerá mi muro....
ResponderEliminarMe ha encantado, muchas gracias
Un beso grande
Qué gran lección, gracias por compartir este hermoso texto.
ResponderEliminarSeguiré pateando y pateando hasta que mi muro se derrumbe...
Un abrazo grande, querida Sina, que tengas un día pleno y feliz.
Gracias a ti, Pilar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es Marisa, hay que seguir, siempre.
ResponderEliminarGracias a ti, bella.
Un abrazo.
Ahí andamos, querida Silver, yo también pateo y algún día caerá ese muro y la luz nos cegará, pero será maravilloso.
ResponderEliminarGracias a ti.
Un abrazo.
Me alegro que te haya sido útil, querida Marina.
ResponderEliminarQue tu también tengas un día lleno de sonrisas y mucho amor.
Un cálido abrazo.
La libertad no reside en la caída del muro, sino en rascarlo y patearlo, cada golpe, cada brizna de arena que se desprende... es el medio que se convierte en el fin en sí mismo.
ResponderEliminarHermoso.
Besos.
Así es, disfrutar de cada instante es la clave.
ResponderEliminarPero a veces, algunas veces, que caiga el muro es el síntoma de la entrada en la luz, es poder salir de la oscuridad.
Es un proceso de transformación y lleva implícito el cambio.
Me alegro que te guste.
Un dulce abrazo, Buscador.
Todo esfuerzo tiene su recompensa aunque tarde en aparecer , al final del tunel oscuro siempre hay luz
ResponderEliminarnada es estéril, pero tu muro has de derribarlo tú
Estupenda reflexión que nos anima a seguir en el empeño
Abrazos amorosos para tí Sina
Gracias querida Arianna, por tu visita.
ResponderEliminarAsí es, hay que hacer el esfuerzo para que algo suceda y tener fe en que pasará.
Un dulce y amoroso abrazo, bella.
¡Me ha encantado! Está claro que nadie puede hacerlo por ti, cada uno encuentra su propia salida. Un abrazo.
ResponderEliminarMe alegro que te haya gustado.
ResponderEliminarCierto Mara, nadie puede hacerlo por nosotros.
Un abrazo.